A esos singulares componentes del turno tercero. Sí, a esos jóvenes esforzados que siempre están y estarán dispuestos a servir al ciudadano y a sus propios compañeros; aunque ni el primero ni los segundos no siempre les reconozcan su labor y disposición como debieran.
    Para que no quede en saco roto su especial dedicación y sacrificio y para que aquél que pudiera leer y entender estas palabras en forma de oda, sepa a qué se dedican esos jóvenes -mujeres y hombres entre ellos- y cómo es en realidad su quehacer cotidiano.
    Y para ello se podría empezar diciendo, primeramente, lo duro y a veces penoso de su horario laboral. Sí, me refiero al famoso "turno americano" que no sé por qué se le llama así cuando en realidad se le debería llamar el turno de "al matadero el marrano".
    Efectivamente, así se sienten esos muchachos y chicas porque después de un ciclo completo de tarde, mañana y noche quedan como muertos, como un trapo, como el orillo de un vendo... Y si no, preguntadles, hablad con ellos y escuchadles; veréis lo que os dicen y cómo se sienten...
    Y que decir, que decir tiene, de esas largas horas de patrulla de dia y de noche, con frio y calor, y a veces también pasadas por agua... ¡Ay, ay de esas largas rondas de búsqueda al encuentro del malhechor, del conculcador, del reclamado judicial...! Esas a veces tediosas vueltas de patrullaje intenso que finalizan en estresantes e intensas intervenciones que encima os hacen, ¡oh compañeros!, salir tarde.
    Esto en lo que se refiere a los patrulleros. Pero, ¡ay de mí! ¡ay de mí, si os hablo de la dichosa oficina de denuncias! ¡Cuánto aguante, qué sufrimiento, menuda paciencia y vaya tolerancia! El que haya prestado servicio algún tiempo en ese "agujero" sabrá que cuando vienen mal dadas la guardia se puede convertir en una mística experiencia y yo diría que se tiene casi ganado el Cielo...
    Estoy hablando de los integrantes del turno tercero: Sí, del Dar Vader y el Costumbres, del Bético y el Bellotero, de la Rubia y el Power Ranger, del Cordobita y el Mc Giver, del Práctico de turno -ahora tenemos a un charro- y sin olvidarme, por supuesto, del desaparecido aunque muy recordado Antoñito.
    Turno este, grande y peculiar, a veces controvertido por sus lios y movidas; otras, denostado y criticado con o sin razón aunque la mayoria de "compañeros" de la comisaria no lo conozcan ni se preocupen por conocer a sus miembros personalmente. Turno único del que al fin y al cabo nadie quiere irse porque verdaderamente somos una piña y nos apreciamos y estimamos.
    En este año que acaba y para que afrontéis mejor el que ya entra, os quiero dedicar esta alabanza y loa para que sigáis siendo así como sóis, verdaderos, auténticos, sinceros, sin doblez, humanos y comunicativos, justos ya que tratáis de enjuiciar a todos vuestros compañeros por el mismo rasero. Gracias a todos por esas virtudes de las que muchos carecen...
    Sóis en definitiva realmente humanos, con vuestras virtudes y defectos, iras y debilidades, miedos e inseguridades, ociosos a veces, trabajadores y esforzados la mayoria de ocasiones. A veces hacéis ostentación de puntualidad y seriedad, otras no tanto pero como ya he dicho, siempre verdaderamente humanos y lo que es más importante aún, siempre sóis vosotros mismos. Sí, en vosotros no hay hipocresia ni doble trato.
    Gracias por vuestra comprensión, sobre todo cuando me dan esos "ataques de asma" en el caos desorganizado de mis desquiciantes jornadas de trabajo. Vuestra empatia al poneros en mi lugar es mi mejor máscara de oxígeno para que así no me convierta, cuál Mister Jekill y Mister Hyde, al lado oscuro y me ponga tan negro y tan feo con esa máscara y esa espada láser.
    Me sabréis perdonar. No lo hago con maldad. Lo que me pasa es que estoy sediento de reconocimiento porque soy humano y persona. Sabéis de qué hablo. No soporto el doble rasero ni el doble trato. ¿Por qué con algunos tanta delicadeza, comprensión y buen rollo; y con nosotros, tanta parquedad, indiferencia, esquivez y aspereza?
    Me voy, me despido. En este corto lapso de tranquilidad que he tenido, os he querido hacer este homenaje escrito para que, igual que cualquier grafismo o letra impresa, vosotros, lo que sóis y vuestras acciones permanezcan para siempre en la inmensa eternidad.
    Espero que os agrade y os pido disculpas si a alguna o a alguno de vosotros no le nombro como a él le gustaría; son exigencias del guión de esta mi, mejor dicho, esta vuestra publicación y con la sana última intención de agradaros y haceros sonreir.
    Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo a todos los integrantes del Turno III y que la alegria resplandeciente de este año que acaba, ilumine el sendero de vuestras futuras intervenciones en este inminente año dos mil seis que ya entra, calentito como la barra de pan recién salida del horno.
¡Gracias Chavales!
    Para que no quede en saco roto su especial dedicación y sacrificio y para que aquél que pudiera leer y entender estas palabras en forma de oda, sepa a qué se dedican esos jóvenes -mujeres y hombres entre ellos- y cómo es en realidad su quehacer cotidiano.
    Y para ello se podría empezar diciendo, primeramente, lo duro y a veces penoso de su horario laboral. Sí, me refiero al famoso "turno americano" que no sé por qué se le llama así cuando en realidad se le debería llamar el turno de "al matadero el marrano".
    Efectivamente, así se sienten esos muchachos y chicas porque después de un ciclo completo de tarde, mañana y noche quedan como muertos, como un trapo, como el orillo de un vendo... Y si no, preguntadles, hablad con ellos y escuchadles; veréis lo que os dicen y cómo se sienten...
    Y que decir, que decir tiene, de esas largas horas de patrulla de dia y de noche, con frio y calor, y a veces también pasadas por agua... ¡Ay, ay de esas largas rondas de búsqueda al encuentro del malhechor, del conculcador, del reclamado judicial...! Esas a veces tediosas vueltas de patrullaje intenso que finalizan en estresantes e intensas intervenciones que encima os hacen, ¡oh compañeros!, salir tarde.
    Esto en lo que se refiere a los patrulleros. Pero, ¡ay de mí! ¡ay de mí, si os hablo de la dichosa oficina de denuncias! ¡Cuánto aguante, qué sufrimiento, menuda paciencia y vaya tolerancia! El que haya prestado servicio algún tiempo en ese "agujero" sabrá que cuando vienen mal dadas la guardia se puede convertir en una mística experiencia y yo diría que se tiene casi ganado el Cielo...
    Estoy hablando de los integrantes del turno tercero: Sí, del Dar Vader y el Costumbres, del Bético y el Bellotero, de la Rubia y el Power Ranger, del Cordobita y el Mc Giver, del Práctico de turno -ahora tenemos a un charro- y sin olvidarme, por supuesto, del desaparecido aunque muy recordado Antoñito.
    Turno este, grande y peculiar, a veces controvertido por sus lios y movidas; otras, denostado y criticado con o sin razón aunque la mayoria de "compañeros" de la comisaria no lo conozcan ni se preocupen por conocer a sus miembros personalmente. Turno único del que al fin y al cabo nadie quiere irse porque verdaderamente somos una piña y nos apreciamos y estimamos.
    En este año que acaba y para que afrontéis mejor el que ya entra, os quiero dedicar esta alabanza y loa para que sigáis siendo así como sóis, verdaderos, auténticos, sinceros, sin doblez, humanos y comunicativos, justos ya que tratáis de enjuiciar a todos vuestros compañeros por el mismo rasero. Gracias a todos por esas virtudes de las que muchos carecen...
    Sóis en definitiva realmente humanos, con vuestras virtudes y defectos, iras y debilidades, miedos e inseguridades, ociosos a veces, trabajadores y esforzados la mayoria de ocasiones. A veces hacéis ostentación de puntualidad y seriedad, otras no tanto pero como ya he dicho, siempre verdaderamente humanos y lo que es más importante aún, siempre sóis vosotros mismos. Sí, en vosotros no hay hipocresia ni doble trato.
    Gracias por vuestra comprensión, sobre todo cuando me dan esos "ataques de asma" en el caos desorganizado de mis desquiciantes jornadas de trabajo. Vuestra empatia al poneros en mi lugar es mi mejor máscara de oxígeno para que así no me convierta, cuál Mister Jekill y Mister Hyde, al lado oscuro y me ponga tan negro y tan feo con esa máscara y esa espada láser.
    Me sabréis perdonar. No lo hago con maldad. Lo que me pasa es que estoy sediento de reconocimiento porque soy humano y persona. Sabéis de qué hablo. No soporto el doble rasero ni el doble trato. ¿Por qué con algunos tanta delicadeza, comprensión y buen rollo; y con nosotros, tanta parquedad, indiferencia, esquivez y aspereza?
    Me voy, me despido. En este corto lapso de tranquilidad que he tenido, os he querido hacer este homenaje escrito para que, igual que cualquier grafismo o letra impresa, vosotros, lo que sóis y vuestras acciones permanezcan para siempre en la inmensa eternidad.
    Espero que os agrade y os pido disculpas si a alguna o a alguno de vosotros no le nombro como a él le gustaría; son exigencias del guión de esta mi, mejor dicho, esta vuestra publicación y con la sana última intención de agradaros y haceros sonreir.
    Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo a todos los integrantes del Turno III y que la alegria resplandeciente de este año que acaba, ilumine el sendero de vuestras futuras intervenciones en este inminente año dos mil seis que ya entra, calentito como la barra de pan recién salida del horno.
¡Gracias Chavales!
Ah, ¡Y que la Fuerza os acompañe...!
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