Hoy todo se cuantifica y se compara

¿Quién no hace hoy en día un trabajo, el que sea, en el que toda la labor se contabilice hasta los detalles más minuciosos? ¿A quién de vosotros no se le valora el desempeño profesional por la cantidad de trabajo que hace en comparación con otros compañeros u otras empresas del sector?
Alguien me podría decir que en su trabajo no sólo se valora la cantidad sino también la calidad. No obstante, yo le podría contestar que también la calidad es cuantificable y su trabajo final podría ser comparado cualitativamente con el de otros. Está claro, así las cosas, los adjetivos reyes del panorama estadístico son menos-más/mejor-peor.
Todo esto creo que desemboca en desprecio y asco por la labor realizada, porque un trabajador ya no disfruta por la faena en sí; sino por si lo hace más y mejor que otros en comparación infinita y en una carrera comparativa sin fin en la que cada año se deben batir los números del año anterior. Los jefes dicen: ¡no salen este año los números! Pero, ¿cómo van a salir? ¿es que se creen que trabajar durante 30 0 más años se puede convertir en una especie de "juegos olímpicos laborales eternos" en los que año tras año hay que batir records de producción...?
Con todo, tengo que decir que cierta competitividad es estimulante y motiva a progresar y a hacer las cosas mejor. Esto, indudablemente, es bueno. Sin embargo, todo tiene un límite, y casi siempre, en todos los trabajos, las metas ya no se pueden superar. Pero parece que los grandes directivos no lo ven así y seguramente justifican sus cargos en la constante presión estadística a la que someten cada año a sus subordinados para alcanzar sus ambiciones personales.
No nos extrañe que en boca de muchos trabajadores, se oigan frases como "si es que ya no podemos más; si es que nos pasamos todo el día y todo el año vendiendo, no pudiendo atender otros aspectos del trabajo, y sin embargo, no alcanzamos los objetivos propuestos por mi empresa para este año..."
Resultado final: otra vez mucha frustración y angustia, por preocuparse uno por su faena y por trabajar cada día más sin alcanzar nunca lo que la directiva espera de nosotros. Está claro, los objetivos estadísticos tienen un límite y estoy seguro de que ese límite puede ser fijado por los que efectivamente llevan a cabo el trabajo, es decir, los trabajadores.
Por ello, os invito a que os mantengáis en los números del año pasado. No sobrepaséis las estadísticas del año pasado. Poned fin a la carrera maratoniana interminable en la que uno nunca llega a la meta y cuyo verdadero sentido es que la patronal consiga que el trabajador no pare nunca, aunque reviente, y así rentabilizar al máximo el exiguo sueldo que le paga por su trabajo. Pensadlo bien, el jefe nunca va a perder, y quiere exprimirte al máximo por lo que te paga.
No al trabajo por objetivos estadísticos. No caigáis en la tentación del pequeño caramelo que os dan por alcanzar los parámetros, ya que ellos se llevan casi siempre el quíntuplo de lo que os pagan a vosotros. Así, ¿cómo no van a estar interesados en presionaros...?