Creo haber conseguido elegir bien un buen melón este verano en el supermercado.
Ya sé que este año ha sido una muy buena cosecha porque ha llovido mucho y eso favorece las buenas partidas de melones y de la fruta en general; pero es que de todos los melones que he comprado este verano no ha habido ni uno que ni siquiera se lo pudiera calificar de mediocre. En serio, a cual más bueno.
Ya sabéis, los melones como las esposas y las novias, te pueden salir buenos o te pueden salir agrios y amargos. Sin embargo, para que no os pase eso, os voy a contar mi secreto: primero tenéis que elegir, de entre el montón, un melón que esté bien rayado; quiero decir que tenga unas rayas muy marcadas y anchas, ya que eso os indicará que está en un punto óptimo de maduración, ni muy verde ni demasiado maduro. De todos modos, aquí abajo os dejo una foto para que lo veáis más claro.
Y segundo, comprobad que vuestro melón tenga una amplia mancha de color amarillento en su costado; esto os revelará un sabor exquisito y dulce como ningún otro. Para ser más gráfico, también os dejo una foto aquí a continuación.
En serio, así de sencillo y también de eficaz. A mí no me ha fallado ni una sola vez.
Y vosotros, ¿qué método empleáis para escoger vuestros melones?