
Allá por el mes de mayo, os había prometido en el post
"Bicentenario del 2 de mayo", plasmar aquí mis impresiones sobre la lectura del libro Un Día de Cólera del autor Arturo Pérez-Reverte. Después de leerlo he de decir que me ha defraudado un poco ya que había puesto grandes expectativas en la narrativa de este autor español.
A lo largo del libro se pretende reflejar todo lo que sucedió en aquella jornada tan importante para la historia de España; pero aunque el autor dice en el prólogo a la obra que ésta no es una novela histórica ni que él ha pretendido hacer un fiel reflejo de aquélla, la verdad que para mí el escritor se ceba en el excesivo sensacionalismo de las escenas tremendamente crueles que describe, por un lado, y por otro, se sobrepasa a lo largo de la obra en la mera enumeración de filiaciones sacadas de archivos históricos de la ciudad de Madrid.
Como prueba de estos extremos dejo aquí unos pasajes del libro y vosotros mismos ya juzgaréis:
"La manola María Ramos y Ramos, de veintiséis años, soltera, que vive en la calle del Estudio, recibe un sablazo que le abre un hombro cuando, espetón de asar en mano, intenta derribar del caballo a un coracero."
"La pescadera Benita Sandoval Sánchez, de veintiocho años, que pelea junto a su marido Juan Gómez, grita "¡cochinos gabachos!", se aferra a un caballo y le clava unas tijeras de limpiar pescado en el cuello, derribando a bestia y jinete; y antes de que el francés se reponga de la caída, lo apuñala en la cara y los ojos, revolviéndose luego contra otros que llegan."
"Tampoco imaginó nunca los charcos de sangre coagulada en el suelo, los sesos desparramados, los cuerpos mutilados e inertes, los alaridos espantosos de los heridos y el hedor de sus tripas abiertas."
"Lo mismo les ocurre a María Raimunda Fernández de Quintana, mujer del ayuda de cámara de Palacio Cayetano Obregón, que aguarda en un balcón el regreso de su marido, y a Isabel Osorio Sánchez, que recibe un tiro cuando riega las macetas en su casa de la calle del Rosario. Mueren también, en la calle de Leganitos, el niño de doce años Antonio Fernández Menchirón y sus vecinas Catalina González de Aliaga y Bernarda de la Huelga; en la calle de Torija, la viuda Mariana de Rojas y Pineda; en la calle del Molino de Viento, la viuda Manuela Diestro Nublada; y en la calle del Soldado, Teresa Rodríguez Palacios; de treinta y ocho años, mientras enciende un quinqué."
Me había ilusionado con la obra de este autor porque pensaba que era buena literatura de aventuras y con cierto corte histórico; sin embargo en el caso de esta novela en concreto me he quedado algo insatisfecho con su lectura.
Lo que más me ha impresionado del libro y también de los hechos históricos es la sublevación de los dos capitanes de artillería Luis Daoiz y Pedro Velarde; que desobedecen órdenes de sus superiores, se unen al pueblo en la rebelión dirigiéndolo, y pierden sus vidas por sus conciudadanos y su patria dando hasta la última gota de su sangre.